De pie en el balcón del Palacio de Buckingham, Kate Middelton irradiaba elegancia, vestida con un atuendo de Jenny Packham y sonriendo bajo su sombrero de etiqueta. Pero mientras millones de personas la veían saludar durante el desfile de gala de 2024, pocos conocían la verdad que se escondía bajo el atuendo de la Princesa de Gales: un catéter de quimioterapia insertado en su pecho, que marcaba silenciosamente su lucha privada contra el cáncer.

La princesa de Gales, Kate Middleton
La princesa de Gales, Kate Middleton, visita el Hospital Royal Marsden, donde recibió su tratamiento contra el cáncer.

Más de un año después, fuentes reales han comenzado a hablar con mayor franqueza sobre la gravedad de la crisis de salud de Kate. El detalle, confirmado por la editora real del Daily Mail, Rebecca English , destaca la extraordinaria carga física y emocional que la princesa soportó mientras mantenía una presencia pública.

Según English , a la Princesa de Gales se le colocó un puerto de quimioterapia semipermanente durante su tratamiento. El dispositivo, insertado bajo la piel cerca del pecho, administraba medicamentos contra el cáncer directamente a una vena central cerca del corazón. Este tipo de puertos se utilizan habitualmente en cuidados oncológicos intensivos o de larga duración.

Esta nueva información subraya la gravedad de su enfermedad, que permanece en gran parte oculta. El Palacio de Kensington nunca ha revelado el tipo específico ni el estadio del cáncer de Kate. Se sometió a una cirugía abdominal mayor en enero de 2024 y, posteriormente, en marzo, confirmó por video que las pruebas postoperatorias habían conducido a un diagnóstico de cáncer. La quimioterapia comenzó poco después.

Si bien Kate hizo apariciones públicas ocasionales, incluidas la marcha Trooping the Colour y su mensaje de video de marzo, la mayor parte de su lucha se desarrolló en privado.

"Tiene suerte de poder hablar siquiera de recuperación", escribió English, describiendo a la princesa como "gravemente enferma" tanto antes como después de la cirugía.

La tensión detrás de la sonrisa

Estas revelaciones contrastan marcadamente con la compostura que se observa en los compromisos reales. Tras bambalinas, según informó English, Kate se sometía a un tratamiento agotador e incierto.

Visitaba con frecuencia el Hospital Royal Marsden de Chelsea, a menudo entrando por puertas laterales para evitar la atención de los medios. El uso de un puerto de quimioterapia sugiere que su tratamiento fue más agresivo de lo que se suponía.

Fuentes cercanas a la realeza afirman que la madre de tres hijos, de 43 años, ha pasado por momentos muy difíciles. Aunque recientemente apareció en un alegre vídeo familiar con el príncipe Guillermo y sus hijos, fuentes subrayan que su recuperación está lejos de ser completa.

La preocupación por su salud resurgió la semana pasada cuando Kate se retiró de Royal Ascot apenas 30 minutos antes de su llegada. Si bien no se confirmó ninguna emergencia médica, la cancelación de última hora causó alarma en el palacio y sirvió como recordatorio de su continua fragilidad.

El príncipe William y Kate Middleton

Un lento regreso real

Se espera que Kate limite significativamente sus compromisos públicos durante el resto de 2025. Aún tiene previsto asistir a Wimbledon y realizar una visita de Estado desde Francia en julio, pero, según informes, se ha descartado una gira internacional. Su participación en la ceremonia del Premio Earthshot del Príncipe Guillermo en Río de Janeiro este noviembre también es incierta.

Los asesores reales dicen que la princesa ahora está centrada en la recuperación, la vida familiar y en redefinir su papel después de lo que uno describió como "unos años horribles".

Como señaló English, hay una diferencia entre estar "de vuelta" y estar "completamente de vuelta". Para una futura reina, ese camino seguirá su propio ritmo, no las expectativas de la monarquía.

A medida que avanza el verano, Kate se retira con su familia al campo, compartiendo su tiempo entre Norfolk y Balmoral. Allí, en la tranquilidad de la naturaleza y la privacidad, continúa su recuperación.

Aunque su batalla permanece mayormente oculta a la vista del público, la Princesa de Gales está reescribiendo silenciosamente lo que significa la resiliencia en la monarquía moderna, mostrando que la fuerza y la gracia a menudo florecen en los momentos que nadie ve.