Trump podría estar en las primeras etapas de la demencia y no durar cuatro años, alerta estratega republicano

A pesar de las reiteradas garantías de la Casa Blanca de que el presidente Donald Trump se mantiene en plena forma, un estratega republicano ha lanzado una dura advertencia: el presidente podría estar mostrando síntomas tempranos de demencia y podría no completar su mandato. Esta preocupación surge tras una serie de descuidos y deslices verbales del Comandante en Jefe de las fuerzas militares de Estados Unidos, de 78 años, que han renovado el escrutinio sobre su salud neurológica.
"Él no es el Trump que vimos antes"
Rick Wilson, cofundador de The Lincoln Project, ha expresado su alarma por las recientes apariciones públicas de Trump, describiendo su comportamiento como "incoherente" e indicativo de un deterioro cognitivo en lugar de simples "momentos de vejez".
En una entrevista con Times Radio, Wilson observó: "Es incoherente. Su incapacidad para articular cualquier pensamiento o postura sin constantes digresiones, constantes lapsus, las afasias verbales que experimenta en diversos momentos".
Wilson añadió que la actitud actual de Trump contrasta marcadamente con sus actuaciones anteriores. "El hombre que ven hoy no es el Trump de 2015, ni el Trump de 2020; ni siquiera es el Trump de 2024", afirmó.
Aunque el informe médico de la Casa Blanca publicado en abril describía a Trump como alguien con "excelente salud cognitiva y física", Wilson sugirió que muchos expertos sospechan en privado que se trata de una etapa temprana de demencia.
Una mirada retrospectiva al informe médico de Trump
El 13 de abril de 2025, la Casa Blanca publicó los resultados del examen físico anual de Trump realizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed.
El informe, firmado por el médico de la Casa Blanca, capitán Sean Barbabella, afirma que Trump goza de una excelente salud cognitiva y física y está en plena forma para ejercer la presidencia. Obtuvo una puntuación perfecta de 30 sobre 30 en la Evaluación Cognitiva de Montreal y se informó que posee una función cardiovascular, pulmonar y neurológica óptima.
El examen también detectó cicatrices en la oreja derecha causadas por un intento de asesinato en 2024, diverticulosis y un pólipo benigno en el colon, ninguno de los cuales se consideró urgente. Sus niveles de colesterol habían mejorado con medicación, y su frecuencia cardíaca y presión arterial se encontraban dentro de rangos saludables.
Crece la preocupación por la agudeza mental
A pesar de este certificado de buena salud, un número creciente de expertos han destacado señales preocupantes en la conducta pública de Trump.
La analista del habla, Dra. Jennifer Mercieca, señaló patrones de habla cada vez más desorganizados y confusos: "Su falta de concentración hace parecer como si estuviera experimentando un deterioro cognitivo, que su cerebro no está bien disciplinado y es incapaz de mantener un pensamiento y llevarlo a una conclusión lógica".
En un evento en el ayuntamiento de Filadelfia, Trump curiosamente actuó como DJ durante 30 minutos, un episodio que según el psicólogo de Cornell, Harry Segal, podría ser un síntoma de "un deterioro cognitivo acelerado".
Trump también ha cometido varias meteduras de pata verbales, como confundir a Nikki Haley con Nancy Pelosi e identificar erróneamente a líderes extranjeros. En una entrevista con Bloomberg, al ser preguntado sobre la regulación tecnológica, se desvió hacia temas no relacionados, lo que generó aún más controversia.

Lo que permite la Constitución
La Constitución de Estados Unidos no impone requisitos de aptitud física al presidente. El Artículo II establece únicamente tres condiciones: ser ciudadano por nacimiento, tener al menos 35 años de edad y 14 años de residencia en Estados Unidos.
Si un presidente queda incapacitado por razones médicas o mentales para ejercer el cargo, la Enmienda 25 establece dos vías para la transferencia temporal o permanente del poder. Según la Sección 3, el presidente puede ceder voluntariamente el poder al vicepresidente. La Sección 4 permite al vicepresidente y a la mayoría del Gabinete declarar al presidente incapacitado —sujeto a la aprobación del Congreso—, pero nunca se ha utilizado para destituir permanentemente a un presidente en funciones.
En última instancia, los votantes actúan como árbitros finales de la idoneidad de un presidente, sin que la ley exija estándares sanitarios formales.
Una nación contiene la respiración
La creciente preocupación por la salud cognitiva de Donald Trump resuena en círculos políticos, comunidades médicas y el público en general. Su discurso errático, sus errores verbales y sus lapsus de memoria sugieren problemas que podrían exceder el alcance del envejecimiento normal.
Aunque las declaraciones oficiales insisten en que sigue plenamente capacitado, estos episodios recurrentes plantean interrogantes más profundos sobre su capacidad para cumplir con las obligaciones del cargo. A medida que avanza el año 2025, y con la mirada mundial, el debate sobre la idoneidad del liderazgo y la agudeza mental se vuelve cada vez más urgente, no solo para este mandato, sino para el futuro de la democracia estadounidense.
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