El artista, cineasta y activista Robert Redford, fallecido el 16 de septiembre de 2025 a los 89 años, fue una de las estrellas más longevas de Hollywood, pero su impacto trascendió con creces la pantalla. A través de la creación del Instituto Sundance y el Festival de Cine de Sundance, Redford se convirtió en mentor y defensor de los cineastas latinoamericanos, impulsando las carreras internacionales de Alejandro González Iñárritu, Gael García Bernal, Diego Luna, Patricia Riggen, Rubén Blades y muchos otros. También tendió puentes personales y políticos con Latinoamérica, abogando por cineastas, artistas y causas ambientales en toda la región.

Abriendo las puertas de Sundance

En 1981, Redford fundó el Instituto Sundance para dar una plataforma a voces emergentes que a menudo pasaban desapercibidas en el Hollywood convencional. Esa decisión cambiaría la trayectoria de innumerables artistas latinos.

La carrera internacional de González Iñárritu comenzó cuando Redford llevó Amores Perros a Sundance en 2000, donde sorprendió al público y se convirtió en un trampolín hacia el reconocimiento internacional. La película presentó a García Bernal como una estrella emergente y confirmó que el cine mexicano era una fuerza a nivel mundial.

Un año después, Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, protagonizada por García Bernal y Diego Luna, fue recibida con entusiasmo por la comunidad de Sundance. Ambos actores reconocieron el apoyo del festival por abrirles puertas en Hollywood y permitirles seguir haciendo películas con resonancia social en México.

La Misma Luna, de Patricia Riggen , una conmovedora historia sobre la migración, se estrenó en Sundance en 2007 y se convirtió en un gran éxito, no sólo con la directora mexicana, sino también con sus estrellas Kate del Castillo y Eugenio Derbez atrayendo la atención internacional. El éxito lanzó su carrera en Hollywood y demostró que las historias de familias latinas podían resonar entre el público global.

El director colombiano Rodrigo García , hijo del premio Nobel Gabriel García Márquez, también se benefició del apoyo de Sundance. Su película "Cosas que se cuentan con solo mirarla" se estrenó en el festival en 2000, lo que lo encaminó a convertirse en uno de los guionistas y directores más respetados de Hollywood.

Redford en Cuba y México

El compromiso de Redford con las voces latinas no se limitó a Sundance. A finales de los 80, viajó a Cuba y conversó directamente con cineastas cubanos en una época en la que el intercambio cultural con la isla era escaso. Exploró oportunidades de colaboración y expresó su admiración por la honestidad y el arte del cine cubano. Su visita demostró a la industria que Latinoamérica tenía historias en las que valía la pena invertir, a pesar de las barreras políticas.

También forjó vínculos con México, no solo a través de Sundance, sino también personalmente. Redford habló con frecuencia sobre la vitalidad del cine mexicano y la importancia de llevar sus historias al público estadounidense. Su apoyo ayudó a cineastas mexicanos a conseguir acuerdos de distribución casi impensables antes de la década del 2000.

La película de Robert Redford de 1988, The Milagro Beanfield War, sigue siendo una de sus obras más significativas desde el punto de vista cultural, tanto como director como defensor de la narrativa latina. Basada en la novela de John Nichols, la película se ambienta en un pequeño pueblo de Nuevo México donde los residentes luchan por defender sus derechos de agua contra poderosos promotores inmobiliarios. Redford contó con un elenco de actores latinos, entre ellos Rubén Blades, Sônia Braga y Julie Carmen, a quienes les otorgó papeles centrales en una historia profundamente arraigada en la identidad hispana, las luchas por la tierra y la resiliencia comunitaria.

Robert Redford latinos Rubén Blades Sonia Braga

La película ganó un premio de la Academia a la mejor banda sonora original y consolidó la reputación de Redford de utilizar el cine para destacar conflictos sociales y culturales que a menudo son ignorados por el Hollywood convencional.

Dos años después, Redford volvió a centrarse en Latinoamérica en La Habana (1990), un drama romántico ambientado en vísperas de la Revolución Cubana. Coprotagonizada por el actor puertorriqueño Raúl Juliá, la película situó al personaje de Redford, un jugador estadounidense, en el corazón de la turbulenta política cubana y las cambiantes alianzas. Si bien se comercializó como una historia de amor, La Habana también reflejó el interés constante de Redford por cómo se entrelazan las historias de Estados Unidos y Latinoamérica, explorando temas de poder, revolución e intercambio cultural. La actuación de Juliá, junto con la de Redford, dotó de autenticidad a la película y subrayó el respeto de Redford por elegir voces latinas fuertes para papeles clave.

El compromiso de Redford con las comunidades latinas trascendió la pantalla. En 2010, se asoció con autoridades de Nuevo México para crear El Milagro en Los Luceros , un programa diseñado para fomentar el talento hispano y nativo americano en las artes. Nombrado en homenaje a la Guerra de los Frijoles de Milagro , la iniciativa ofreció proyecciones gratuitas de películas, talleres de actuación y recursos directamente a las comunidades subrepresentadas del norte de Nuevo México. Para Redford, fue una forma de retribuir a la región que inspiró una de sus películas más queridas, a la vez que creó oportunidades para la próxima generación de narradores latinos.

Defensor de la Amazonía

Una de las conexiones más profundas de Redford con Latinoamérica fue su defensa de la selva amazónica durante toda su vida . Ya en la década de 1990, alzó su voz en campañas contra la extracción petrolera y la tala de árboles en Ecuador, Brasil y Perú. Colaboró con Amazon Watch y otras organizaciones, visibilizando las luchas de las comunidades indígenas contra la explotación.

En una de sus intervenciones más famosas, Redford narró y apareció en documentales como Rainforest Action y otros videos instando a los líderes mundiales a detener la destrucción de la Amazonía, advirtiendo que "lo que ocurre en la selva nos afecta a todos". Describió la región como "un tesoro de la humanidad", lo que lo convirtió en una de las primeras estrellas de Hollywood en presentar la deforestación de la Amazonía como una emergencia global.

Su activismo se extendió a Chile y Argentina, donde se opuso a los megaproyectos de represas en la Patagonia, calificándolos de amenaza para algunos de los paisajes más prístinos del mundo. Para muchos en Latinoamérica, Redford no era solo un actor, sino un aliado destacado en la lucha por la protección del medio ambiente.

Un gigante de Hollywood con corazón latino

El fallecimiento de Robert Redford cierra un capítulo en la historia de Hollywood, pero su huella en el cine latino y latinoamericano es innegable. No solo abrió un espacio para los artistas latinos en Estados Unidos, sino que viajó, escuchó e invirtió en sus historias en una época en la que pocos en Hollywood prestaban atención.

Desde sus conversaciones con cineastas cubanos hasta su defensa de la Amazonía, desde dar escenario a narradores mexicanos y colombianos hasta inspirar festivales latinos como Ambulante, Redford se convirtió en un puente entre Hollywood y América Latina.

Como dijo una vez Gael García Bernal sobre Sundance: "No era solo un festival. Era una puerta". Robert Redford construyó esa puerta y el cine latino la cruzó.