Peter Greene, el actor cuyas inquietantes actuaciones contribuyeron a definir algunas de las películas más memorables de la década de 1990, falleció a los 60 años. Conocido por sus papeles en La Máscara y Tiempos Violentos , Greene fue encontrado inconsciente en su apartamento de Nueva York. Las autoridades confirmaron su muerte y afirmaron que no se sospecha de un crimen. Aunque se espera la causa oficial de la muerte, la noticia ha renovado el interés en una carrera marcada por actuaciones de clásicos de culto, modestas ganancias económicas y una profunda lucha personal contra la adicción.

De película independiente emergente a película de culto

Nacido en Montclair, Nueva Jersey, Greene tuvo una juventud problemática y pasó un tiempo viviendo en las calles de Nueva York durante su adolescencia. La actuación se convirtió en una vía de escape a la inestabilidad, lo que lo llevó a la escena cinematográfica independiente de la ciudad a principios de los 90. Laws of Gravity, en 1992, supuso un cambio radical en su carrera, y Clean, Shaven lo llevó a la portada de periódicos y revistas, interpretando a un personaje que padecía una enfermedad mental aguda. El papel transformó a Greene en un actor capaz de ofrecer una gran profundidad psicológica y, en consecuencia, atrajo la atención de los grandes estudios.

Su papel más reconocido comercialmente llegó en 1994, cuando interpretó al villano Dorian Tyrell en La Máscara , junto a Jim Carrey. El éxito de la película dio a conocer a Greene a un público global y sigue siendo la interpretación más asociada a su nombre. Ese mismo año, apareció en Tiempos violentos de Quentin Tarantino como Zed , interpretando una breve pero profundamente inquietante interpretación que se convirtió en una de las escenas más comentadas de la película.

A lo largo de su carrera, Greene acumuló cerca de 100 créditos en cine y televisión. Sus actuaciones incluyeron papeles en Sospechosos habituales, Bajo asedio 2: Territorio oscuro, Blue Streak y Día de entrenamiento , así como papeles en series como Justified, Chicago PD y The Black Donnellys . No solía ser elegido para el papel principal, pero se ganó la reputación de interpretar papeles secundarios, interpretando con frecuencia a villanos impulsivos o personajes sospechosos con una convicción única entre sus colegas.

Peter Greene estaba valuado en alrededor de 1.5 millones de dólares al momento de su fallecimiento. Era algo que se esperaba con ansias, pero los expertos de la industria siempre señalaron que sus ingresos reflejaban el trabajo de un actor de cine negro, recibiendo apenas el salario promedio de Hollywood . Además, tuvo varias interrupciones durante su carrera, lo que hizo que sus perspectivas financieras no fueran tan prometedoras como las de algunos de sus colegas.

Batallas privadas contra las drogas que ensombrecieron la carrera de Greene

Sin embargo, los logros profesionales de Greene se vieron eclipsados a lo largo de su vida por la adicción a las drogas, contra la que luchó durante mucho tiempo. Hablaba abiertamente del consumo de heroína y cocaína, principalmente durante su época de fama en la década de 1990. Estos problemas resultaron en arrestos, oportunidades perdidas y períodos de rehabilitación; todos ellos, en conjunto, interrumpieron lo que habría sido un ascenso más prolongado en el mundo de Hollywood.

A mediados de la década de 1990, Greene intentó suicidarse y comenzó un tratamiento, que posteriormente reconoció como un momento crucial en su vida. Aunque la adicción afectó su capacidad para trabajar en el set, sus colegas y colaboradores han señalado que se mantuvo muy involucrado y dedicado durante su período de sobriedad, continuando con su habitual meticulosa investigación de personajes.

En los años siguientes, Greene participó en el rodaje de películas y series de televisión independientes, manteniendo un perfil bajo. Permaneció soltero y sin hijos, prefiriendo mantener su vida privada en privado. Sus allegados afirmaban que su experiencia personal fue la fuente de la carga emocional y la autenticidad que aportó a sus actuaciones.

La muerte de Peter Greene marca la pérdida de una presencia distintiva en el cine estadounidense, recordado menos por su fama o fortuna que por actuaciones que dejaron una impresión duradera y a menudo inquietante en el público.