Erik Menéndez, uno de los hermanos Menéndez condenados por el asesinato de sus padres en 1989, compareció ante la Junta de Libertad Condicional de California esta semana. La audiencia marcó un hito sombrío: 36 años y un día desde que su familia supo por primera vez que José y Kitty Menéndez habían muerto.

"Este es el día en que todas mis víctimas supieron que mis padres habían muerto", dijo Erik al panel, según informaron medios de comunicación, incluyendo Los Angeles Times y TMZ, tras la reunión. "Hoy es el aniversario de su trauma".

Pero tras horas de interrogatorio, la junta denegó su liberación, dictaminando que Erik aún representa un riesgo irrazonable para la seguridad pública. No podrá volver a presentar una petición durante tres años.

Contradicciones en su testimonio

Los hermanos Menéndez han argumentado durante mucho tiempo que los asesinatos fueron motivados por años de abuso sexual y emocional a manos de su padre. Sus partidarios describen el crimen como un acto de defensa propia.

Sin embargo, durante la audiencia de libertad condicional del jueves, Erik complicó esa narrativa. En un momento dijo que el disparo no fue en defensa propia, y momentos después insistió en que temía que su padre estuviera a punto de violarlo.

La noche del 20 de agosto de 1989, Erik dijo que estaba convencido de que su padre lo agrediría sexualmente y que su vida corría peligro. Cuando le preguntaron por qué también habían asesinado a su madre, explicó que la revelación que ella tuvo sobre el abuso fue el momento más devastador de su vida. "Esa noche los vi como una sola persona", dijo.

Un historial de violaciones penitenciarias

Gran parte del interrogatorio de la junta se centró en el comportamiento de Erik en prisión, donde ha pasado más de tres décadas. Si bien familiares, defensores y compañeros de prisión han presentado a los hermanos Menéndez como presos modelo, los registros cuentan una historia diferente.

El Comisionado de la Junta de Libertad Condicional, Robert Barton, citó una larga lista de infracciones. Estas incluían peleas con reclusos, contrabando de celulares, consumo de alcohol y vínculos con una pandilla carcelaria involucrada en fraude fiscal.

Uno de los incidentes más graves ocurrió en 2013, cuando Erik admitió haber ayudado a una pandilla conocida como los "25ers" a organizar un plan de fraude fiscal. Dijo que lo veía como una forma de protegerse en un ambiente carcelario violento. "Cuando los "25ers" vinieron a pedir ayuda, pensé que era una gran oportunidad para unirme a ellos y sobrevivir", declaró Erik a la junta.

Los hermanos Menéndez en 2023
Erik Menéndez y su hermano Lyle Menéndez

Teléfonos celulares, contrabando y adicción

Los funcionarios de libertad condicional presionaron repetidamente a Erik sobre el uso de teléfonos celulares de contrabando. Admitió haber pagado hasta $1,000 por teléfonos y haber permitido que otros reclusos los usaran.

Describió los teléfonos como un escape, una forma de conectar con su esposa y el mundo exterior. "Me volví adicto a los teléfonos", dijo Erik. Reconoció ver videos de YouTube, llamar a sus seres queridos e incluso ver pornografía.

Solo en 2024, cuando la posibilidad de libertad condicional se hizo realidad, Erik afirmó haber cambiado su comportamiento. Declaró ante la junta que una clase de pensamiento criminal le ayudó a comprender que los teléfonos de contrabando pueden dañar el ambiente carcelario tanto como las drogas.

Alcohol, drogas y arrepentimiento

Menéndez admitió que a veces bebió alcohol en prisión e incluso consumió heroína brevemente. Dijo que sus decisiones surgieron de la miseria y la desesperanza. "Si pudiera calmar mi tristeza con alcohol, lo haría", declaró a los comisionados.

Para 2023, dijo, decidió dejar las drogas por completo, y el cumpleaños de su madre ese año marcó un punto de inflexión. "Desde 2013, viví con un propósito diferente. Mi propósito en la vida era ser una buena persona".

Esfuerzos de rehabilitación

A pesar de su historial disciplinario, Erik y su hermano Lyle han desempeñado papeles visibles en los programas de rehabilitación del Centro Correccional Richard J. Donovan.

Han puesto en marcha iniciativas de control de la ira, meditación y cuidados paliativos. El propio Erik brindó asistencia diaria a un veterano de la Segunda Guerra Mundial condenado por violencia sexual, afirmando que era una forma de enmendar lo que había hecho su padre.

Lyle dirigió un proyecto para embellecer los terrenos de la prisión, que incluyó la pintura de un mural de 300 metros. Erik contribuyó con obras de arte a la iniciativa.

Aún así, los miembros de la junta permanecieron escépticos, diciendo que las cartas positivas que describían a Erik como un "recluso modelo" minimizaban la gravedad de su mala conducta.

El peso emocional del caso

El testimonio de Erik mostró destellos de remordimiento. Se disculpó directamente con su familia, muchos de los cuales siguen apoyando a ambos hermanos. "Solo quiero que mi familia entienda que lamento muchísimo lo que les hice pasar", dijo. "Si alguna vez tengo la oportunidad de ser libre, quiero que la sanación sea para ellos".

Pero sus propias palabras lo debilitaron en momentos clave. Su explicación de los asesinatos fluctuaba constantemente. Su historial de infracciones penitenciarias contradecía la imagen de "recluso modelo". Y su pasado con pandillas y contrabando suscitó nuevas dudas sobre si podría vivir seguro fuera de la prisión.

Finalmente, la junta dictaminó que Erik Menéndez sigue representando un riesgo para la seguridad pública. El comisionado Barton citó no solo la brutalidad de los asesinatos de 1989, sino también su largo historial de violaciones en prisión.

La decisión significa que Erik permanecerá en prisión al menos hasta 2028, cuando podrá solicitar otra audiencia. Para entonces, tendrá 57 años. Su hermano Lyle comparecerá ante la junta de libertad condicional el viernes 22 de agosto.

El caso de los hermanos Menéndez sigue siendo uno de los más infames en la historia criminal estadounidense. Su historia continúa generando debates sobre abusos, justicia y rendición de cuentas. Pero por ahora, Erik Menéndez permanecerá tras las rejas, con su libertad denegada una vez más.

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