La inesperada conexión entre 'Freaky Friday 2', el orgullo de Jamie Lee Curtis por sus canas y una víctima del 9/11 - EXCLUSIVO

La actriz y productora estadounidense Jamie Lee Curtis no necesita efectos especiales para contar una historia. Le basta con aparecer en pantalla tal como es: con el rostro que ha vivido seis décadas, el cuerpo que se niega a ser disfrazado y una autenticidad que desarma tanto como inspira. En Freaky Friday 2, su regreso junto a Lindsay Lohan a una de las comedias más queridas de Disney, la actriz no solo cambia de cuerpo con su hija en la ficción. Cambia, también, la forma en que Hollywood representa el envejecimiento femenino.
Te recomendamos: ¿Qué se hizo Lindsay Lohan? La transformación que pudo haber costado más de 300 mil dólares
Pero lo que muchos no saben es que ese orgullo con el que Jamie Lee luce sus canas tiene una raíz dolorosa, íntima y profundamente simbólica: la muerte de una amiga cercana en los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Durante una entrevista previa en el marco de Halloween Ends, la artista me confesó que su despertar en torno al tema de la belleza natural comenzó con una imagen. Una fotografía tomada por la modelo, actriz y fotógrafa Berry Berenson.

"La vi y me di cuenta de que esa era la energía y la seguridad que yo quería tener", me dijo, refiriéndose a la poderosa imagen capturada por Berenson de sí misma. Pero no fue sino en ese mismo instante, durante nuestra conversación, que Curtis hizo una conexión que nunca había articulado: Berenson había muerto trágicamente en el vuelo que impactó el Pentágono. Iba regresando de dejar a su hijo en la universidad en Boston.
Le pregunté entonces, sin esperar lo que vendría: "¿Será que honras el paso del tiempo porque ella no tuvo la oportunidad de vivir su tercera edad?" Hubo un silencio. Largo. Y después un "Oh, wow", cargado de emoción. "Espero que sí", respondió con una honestidad que dejó huella. A partir de ese momento, en cada aparición pública, cada portada sin retoques y cada declaración sobre el valor de envejecer, parecía estar hablando no solo de sí misma, sino también de Berry.
Ahora, en Freaky Friday 2, esa filosofía se cristaliza frente a una nueva generación. Jamie Lee Curtis aparece tal cual es: divertida, vital, luminosa y sin maquillaje que disimule la historia que su piel cuenta. En una industria donde a las actrices mayores se las empuja fuera del plano o se las disfraza de eternamente jóvenes, ella opta por ser visible. Y no solo visible, sino protagónica.
En entrevistas recientes, Curtis ha dicho que su personaje regresa como abuela, y que la película celebra justamente eso: el intercambio entre generaciones. Pero, más allá de los cuerpos que se cruzan en la trama, hay un mensaje claro: crecer no es un castigo, es un privilegio. Uno que su amiga Berry no tuvo. Uno que Jamie honra cada vez que se muestra sin filtros, incluso en una comedia para toda la familia.
Esta vez, Freaky Friday 2 no solo trae de vuelta la química entre Curtis y Lohan, sino también una conversación urgente sobre cómo las mujeres se ven —y son vistas— al envejecer. Jamie Lee no da discursos. Da ejemplo. En una época en la que los rostros se editan hasta desaparecer la identidad, el suyo nos recuerda que las arrugas no son fallas del sistema, sino marcas del tiempo vivido.
Y si en los '70 Jamie Lee Curtis se convirtió en la "reina del grito" con Halloween, hoy, más de cuatro décadas después, se ha convertido en algo todavía más necesario: la reina del espejo sin trampa. La mujer que mira de frente su reflejo, y al hacerlo, le devuelve la mirada a una generación entera.
Tal vez Freaky Friday 2 sea una comedia ligera, sí. Pero también es, sin quererlo, un manifiesto silencioso sobre la belleza real, el paso del tiempo... y el recuerdo de una amiga que no pudo llegar a vivirlo.