No, Brigitte Bardot no está muerta, pero sí está hospitalizada. A sus 91 años, es una noticia más que preocupante.

Durante décadas, fue la indomable "gatita sexy" del cine europeo, un icono mundial cuya sensualidad sin complejos cautivó al mundo. Pero hoy, esta leyenda del cine, que ha protegido su intimidad como una leona, protagoniza un nuevo drama que se desarrolla no en la gran pantalla, sino entre las silenciosas paredes de un hospital en Toulon, Francia.

Según la prensa francesa, la actriz fue trasladada de urgencia al hospital por una grave enfermedad, sometiéndose a una cirugía de emergencia y dejando a sus fans y amigos profundamente preocupados por su salud. Se dice que la solitaria estrella se encuentra en un estado preocupante tras ser trasladada desde su querido hogar en Saint-Tropez al hospital privado de Saint-Jean.

Bardot lleva hospitalizada aproximadamente tres semanas, informó Vanity Fair. Si bien se espera que reciba el alta en unos días, su estado sigue siendo preocupante. La naturaleza exacta de su enfermedad y los detalles de la cirugía siguen siendo un misterio, lo que aumenta la ansiedad que rodea a la frágil figura.

Las batallas privadas de salud de Brigitte Bardot

Este reciente problema de salud es el último de una serie de problemas médicos que han marcado los últimos años de Bardot. Ocurre tan solo dos años después de que los médicos acudieran a su domicilio en julio de 2023 cuando experimentó graves problemas respiratorios durante una ola de calor.

Su esposo de más de tres décadas, Bernard d'Ormale, restó importancia al incidente en aquel momento, declarando a un medio francés: "Eran alrededor de las 9 de la mañana cuando Brigitte tuvo dificultad para respirar. (Su respiración) era más fuerte de lo habitual, pero no perdió el conocimiento. Digamos que fue un momento de distracción respiratoria".

Añadió que los médicos le administraron oxígeno y la monitorearon, explicando: "Como todas las personas de cierta edad, ya no soporta el calor. Sucede a los 88 años".

Sin embargo, sus problemas de salud se remontan a mucho antes. En 1983, un día antes de cumplir 49 años, fue hospitalizada tras una sobredosis de somníferos y vino tinto.

Un año después, en 1984, le diagnosticaron cáncer de mama y, en un gesto típico de su espíritu desafiante, rechazó la quimioterapia y optó por un tratamiento de radiación, del que entró en remisión con éxito en 1986. También sufre de artritis severa, que a menudo le obliga a usar bastones para caminar.

Recordando el legado cinematográfico de Brigitte Bardot

Mucho antes de que su salud se convirtiera en tema de preocupación pública, Brigitte Bardot era una de las estrellas más impactantes del cine. Saltó a la fama internacional con la película de 1956 Y Dios creó a la mujer , un papel que consolidó su estatus como fenómeno cultural y le valió el apodo de "gatita sexy".

A lo largo de las décadas de 1950 y 1960, protagonizó clásicos como Helena de Troya (1956), La verdad (1960) y ¡Viva María! (1965), a menudo interpretando personajes de espíritu libre que desafiaban las normas sociales conservadoras de la época.

Tras protagonizar casi 50 películas y convertirse en un icono de la revolución sexual, Bardot sorprendió al mundo al anunciar su retiro de la actuación en 1973, afirmando que era "una forma de escapar con elegancia". En reconocimiento a su inmensa contribución a la cultura francesa, fue galardonada con la Legión de Honor en 1985, la condecoración al mérito más alta y prestigiosa de Francia.

El feroz segundo acto de Brigitte Bardot como defensora de los animales

Tras su retirada del foco de atención, Bardot canalizó su formidable pasión hacia una nueva causa: los derechos de los animales. Se hizo vegetariana y se convirtió en una de las defensoras más fervientes del bienestar animal a nivel mundial, fundando la Fundación Brigitte Bardot para el Bienestar y la Protección de los Animales en 1986.

Es famosa su movilización contra el consumo de carne de caballo y, en 2013, acaparó titulares al amenazar con abandonar Francia a menos que el gobierno detuviera la eutanasia de dos elefantes enfermos. Gracias a su incansable lucha, los elefantes se salvaron. Esta férrea dedicación definió su segundo acto, demostrando que su pasión e influencia se extendieron mucho más allá del set de rodaje.

Mientras el mundo espera noticias de su recuperación, su legado cinematográfico y activista siguen brillando intensamente.