El rabino Eli Schlanger, una de las 16 víctimas del ataque terrorista durante la celebración de Hanukkah en Bondi Beach, había escrito una apasionada carta al primer ministro australiano, Anthony Albanese, apenas unas semanas antes de su muerte, suplicándole al líder que se opusiera al creciente antisemitismo.

El padre de cinco hijos de 41 años, que se desempeñaba como rabino asistente en Jabad de Bondi, fue asesinado a tiros durante el evento "Janucá junto al mar", una tragedia que se volvió aún más conmovedora por su advertencia profética, y finalmente desatendida.

Una súplica profética al gobierno

El contenido de la carta, según informó el canal australiano Canal 12, se interpreta ahora como una advertencia desesperada y profética ante la violencia que se avecinaba. El rabino Eli Schlanger suplicó al primer ministro: "Como rabino de Sídney, le ruego que no traicione al pueblo judío ni a Dios mismo".

Utilizó el peso de la historia para transmitir las profundas consecuencias humanas de la percepción de abandono, señalando: "Los judíos han sido arrancados de su tierra una y otra vez por líderes que ahora son recordados con desprecio en las páginas de la historia. Tienen la oportunidad de ponerse del lado de la justicia".

La carta concluía con una esperanza desafiante, intentando afirmar de manera preventiva el coraje moral del líder: "Lo felicito de antemano por el coraje de hacer lo correcto y mantenerse firme contra este acto de herejía".

La vida de un nuevo padre robada en la masacre de Bondi

La dimensión personal de la tragedia para la familia Schlanger es devastadora. El rabino Eli Schlanger y su esposa habían dado recientemente la bienvenida a un nuevo hijo, anunciando la feliz noticia en una publicación de Facebook en octubre.

Fue una figura popular y reconocida, y sirvió durante 18 años como shliaj (emisario) del movimiento Jabad-Lubavitch en Bondi Beach. Como emisario, su función no era meramente clerical; era un organizador central de la vida judía en la zona, responsable de la difusión, la educación y el desarrollo comunitario. Por lo tanto, su pérdida representa un golpe devastador para la vida judía de Sídney.

Eli Schlanger con su hijo
Captura de pantalla de Eli Schlanger con su hijo.

La masacre de 'Janucá junto al mar'

El ataque, que ocurrió durante el evento "Janucá junto al mar", fue orquestado para quebrantar la paz de una reunión comunitaria que pretendía ser el "evento familiar perfecto para celebrar la luz, la calidez y la comunidad".

Testigos describieron la aterradora escena de una tranquila tarde de verano, interrumpida abruptamente por disparos. Se vio a gente en traje de baño salir corriendo del agua al oírse los disparos. Un abogado, Arsen Ostrovsky, rozado por una bala, describió lo que vio como "pura maldad, un baño de sangre absoluto. Cadáveres esparcidos por todas partes".

La violencia, la más mortífera en Australia desde la masacre de Port Arthur en 1996, ha sido rápidamente condenada por los líderes mundiales, incluido el Primer Ministro Anthony Albanese, quien la calificó de "acto de maldad, antisemitismo y terrorismo que ha golpeado el corazón de nuestra nación".

Sin embargo, para la familia del rabino Eli Schlanger y las otras víctimas, esas palabras llegan demasiado tarde; el precio devastador ya se ha pagado en sangre en un lugar que debería haber ofrecido refugio, no dolor.