La cantautora Camila Fernández nació en el seno de la realeza musical mexicana. Su padre, Alejandro Fernández, es una de las voces más célebres de Latinoamérica, y su abuelo Vicente Fernández, es una figura destacada en la historia del mariachi, un legado que puede ser tan importante como inspirador. Pero con su nuevo álbum, La Fernández, Camila no solo lleva la antorcha. La está convirtiendo en algo propio, asumiendo con seguridad el protagonismo como una mujer poderosa, artista y la nueva reina del mariachi moderno.

La trayectoria de Camila ha sido todo menos una herencia pasiva. Nacida en Guadalajara, Jalisco, en 1997, creció rodeada del sonido de trompetas, violines y la pasión vocal que define al mariachi. Aprendió a tocar instrumentos desde pequeña, estudió música formalmente e incluso estudió en Berklee College of Music.

Pero más allá de la técnica, Camila aprendió algo más vital: cómo equilibrar el respeto por la tradición con la urgencia de la voz de su propia generación. "Me gusta estar presente en el lenguaje, pero atemporal con lo tradicional", declaró a ENSTARZ y The Latin Times . "Defiendo el mariachi porque lo llevo en la sangre. Me alegra mantenerlo vivo para las nuevas generaciones, incluyendo la de mi hija".

El álbum que convierte el desamor en poder

La Fernández es más que una colección de canciones. Es un viaje emocional cuidadosamente elaborado. En palabras de Camila, el disco "tiene todas las etapas del amor" y ofrece una canción para cada estado de ánimo: tristeza, nostalgia, arrepentimiento, venganza y redención. Pero lo que lo hace único es su negativa a dejarse llevar por la tristeza. En cambio, transforma el desamor en algo divertido, incluso festivo.

"Burlarse del amor y el desamor es divertido, y cura", dijo con una sonrisa. "Es para las despechadas que quieren reír y bailar mientras lloran".

La producción combina mariachi y baladas con un toque moderno, inspirándose en Joan Sebastian, Juan Gabriel e Intocable, pero con raíces jaliscienses. El resultado es un sonido que se siente tan cómodo en una plaza tradicional como en una lista de reproducción global.

En el escenario: Llevando la dinastía adelante

Este año, Camila ha vivido dos vidas en la carretera. Una como estrella de su propia gira , La Fernández, y otra como parte de los grandes conciertos internacionales de su padre en su gira "De Rey a Rey". Compartir escenario con Alejandro Fernández es más que un asunto familiar. Se siente como un relevo público.

"Podría haberle dado ese puesto a cualquiera, pero me eligió a mí por mi trabajo y mi proyecto", dijo Camila. "En el escenario, nos demostramos nuestro amor y admiración como artistas. No es una competencia. Es respeto mutuo".

Sus espectáculos también son un espacio para honrar a las mujeres que forjaron su camino. Interpreta "No Me Queda Más" de Selena y "No Llega al Olvido" de Jenni Rivera como homenaje, junto con referencias a Chavela Vargas. "Estas mujeres lucharon para que yo tuviera voz en el mariachi hoy", explicó. "Quiero mantener vivo su espíritu para la próxima generación".

Un saludo a Residente

En un momento que sorprendió a muchos fans, Camila reveló su admiración por el rapero puertorriqueño Residente. Ha asistido a sus conciertos, estudiado sus arreglos y le encanta la inteligencia de sus letras. Entre risas, admitió que el mariachi y el rap podrían no parecer una combinación natural, pero no descartó la idea de una colaboración: "Podría ser una locura y divertido".

El primer álbum de Camila, Vulnerable , estuvo profundamente ligado al dolor de perder a su abuelo. Con La Fernández , se revela plenamente como una mujer segura y moderna que puede honrar la dinastía en la que nació y liderarla hacia el futuro.

Ya no es solo la "princesa" del mariachi; se está consolidando como la próxima reina. Y para ella, la corona no se trata de títulos ni de fama. Se trata de conectar. "Si puedo alegrarle el día a alguien con una de mis canciones", dijo, "entonces he cumplido con mi deber".